Casi siempre las películas del oeste narran la historia de como la razón somete a la barbarie conquistando o llegando a acuerdos beneficiosos para el progreso, disfrazando de realidad de Estados Unidos, país creado con sangre y robándole las tierras a los nativos, a veces de la forma más cruel.
El llanero solitario es la historia de un justiciero, nacido en la historieta, que pasó a la televisión en una serie del oeste, en la que una persona que encarna a la verdadera justicia, que se aconseja por la filosofía y mentalidad de un indio, que contribuirá a crear una comprometida figura que comprende la realidad de la conquista del oeste en la que la ley la dictan muchas veces las pistolas. Toro, el inseparable compañero del Llanero, que se dejó seducir inocentemente por la tecnología y que le costó convertirse en el último de su tribu y que persigue a los codiciosos responsables.
Usando como base al superviviente de una emboscada contra los Rangers de Texas, le hace ver cual es el verdadero rostro de lo que se llama justicia y le muestra cual es la verdadera justicia, convirtiéndose por ende en un héroe al servicio de los desfavorecidos y en contra de la idea de progreso americano cueste lo que cueste.
La película es una sutil crítica a como Estados Unidos ha controlado todo su continente a costa del robo de tierras y de la explotación de los extranjeros mostrándonos a los coolies o chinos que emigraron en busca de un lugar mejor y que encontraron una tierra hostil que les quería por su sumisión como mano de obra barata.
Las interpretaciones, en general son muy buenas, destacando sobre todo la de Jonhy Deep, fantástica, excéntrica y que nos recuerda a un Jack Sparrow, no pirata, pero noble y comprometido con una causa.
Escuchar la sintonía en la lucha del héroe es sin duda uno de los momentos más especiales y emocionantes, en una película que nos cuenta como se forjó una de las historietas más importantes del oeste.
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